Retomo las entradas al blog después de un tiempo "abandonado". Ésta vez, con una de mis series favoritas. El domingo 30 volvió la serie de nuestro forense asesino favorito. La semana pasada empezó el que será el final de la serie. Comenzó la octava y última temporada de ésta fantástica serie de ShowTime.
Por si hay alguien que no sabe quién es Dexter, es un forense especializado en análisis de salpicaduras de sangre en el Departamento de Policía de Miami. También es un fiel novio, un divertido padrastro, un hermano confidente y para algunos un freak de la sangre. Pero además, Dexter es un psicópata que, al terminar su turno en la comisaría, busca a criminales cuestionables para saciar su particular moral y los mata: Dexter es un asesino en serie. El único que desde su infancia lo conoció realmente fue su padre adoptivo, Harry Morgan, quien le dio la ética y el modus operandi con el que lleva a cabo sus crímenes (o su particular justicia). Al darse cuenta de que el instinto asesino de su hijo era imposible de evitar, decidió educarlo para sacar provecho de su particular sed de sangre y aportarle un código de actuación denominado «el código de Harry», enfocado a perseguir y eliminar a aquellos asesinos que habían conseguido eludir la acción de la Justicia.
Como todas las series, Dexter, a lo largo de sus, hasta ahora, siete temporadas, ha tenido altibajos, teniendo su momento álgido en la cuarta temporada, bajó un poco en las siguientes y remontó en la séptima. Por ahora, después del primer capítulo, la historia parece que sigue enganchando, con una trama que hace que los 50 minutos que duran cada capítulo, pasen volando.
Tenía ganas de que llegara el final, y estamos expectantes ante el desenlace de la serie, pero cuando termine la temporada, vamos a ser muchos los que echaremos de menos al mejor asesino en serie de la televisión.
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